Pensamiento pseudofilosófico de una loca del patio de no sé donde

Hoy en la mañana, mientras madrugaba más que las gallinas para irme al trabajo, tuve un pensamiento del tipo pseudofilosófico que me ha quedado dando vueltas todo el día. Quise compartirlo con las personas que visitan mi blog porque creo que es una buena instancia de traerlo del casi-consciente al consciente propiamente tal.

Hoy en día la inmediatez de nuestra cotidianidad ha hecho mella en lo que son nuestras relaciones sociales. Recordemos siempre que el ser humano es un ser social, que se hace humano gracias al lenguaje que conocemos, forjamos y establecemos en relación que con otros y de quienes también aprende a con-vivir (lo escribo de esta manera porque vivimos con otros), tal como exponía Vigostky. De ser personas que utilizaban principalmente la comunicación como acto social y comunicativo directo, en persona y en un tiempo determinado por un espacio físico concreto, hemos evolucionado (si así puede llamarse) a una realidad donde las relaciones humanas están marcadas simplemente por un click o una distancia física que, siendo coterráneos y contemporáneos en un mismo lugar, nos ha llevado a establecer límites difusos en cuanto a cómo estar y ser con otros. 

El uso de los Mass Media como géneros discursivos de comunicación actuales, ha implantado un tipo de relación virtual que incluso llega a cristalizar situaciones comunicativas que debiesen ser en forma directa. Y es más, han determinado que muchos de nuestros encuentros sociales se realicen utilizando la forma de comunicación escrita como contextos culturalmente aceptables, en donde si quiero relacionarme o dejar-de-relacionarme con otro simplemente sea un "click" el paso comunicativo que me une o distancia de otra persona. 

Lo anterior, deriva en que sea posible bloquear o simplemente eliminar de nuestras vidas a personas con más o menos implicancia en nuestros momentos, logrando con esto algo así como "olvido virtual-presencial": te elimino y ya no estás, te escribo por un par de líneas (en las que puedo demorarme si quiero toda una tarde, ya que la magia de la escritura permite pensar muy bien qué decir, a quién decir y cómo decir -intención comunicativa, adecuación al contexto y destinatario-) y ¡zaz! desapareciste de mi vida, sigo con ella, lo paso "chancho" y bueno... lo vivido, no existió más que en un recuerdo o casi como si hubiere sido una noche de juerga adolescente, o más aún, como ya no te clikeo, simplemente no existes. Empero, las relaciones sociales directas (llámense amistades, de pareja e incluso familiares) implican y son mucho más asideros en la vida que una comunicación virtual a veces incluso a-temporal porque implican: explicar lo que se quiere decir en el momento, sin tantas vueltas y siendo lo más comunicativamente efectivo posible; asumir que en los otros mis acciones también tienen una consecuencia (y viceversa); ser capaz de afrontar los pro y contras de las decisiones tomadas, pero sobre todo, de reconocer en los otros una validez por si misma, de entender que todos somos personas y, por lo tanto, somos seres sociales que necesitan comunicarse directamente, ya sea para comenzar, seguir o cerrar ciclos. 

Es cierto, todos hemos caído alguna vez en el "click", incluso yo, pero el real valor de todo esto es darnos cuenta que nuestras relaciones merecen respeto, merecen por qués, merecen cuidado y, sobre todo, merecen valoración, y esto, a todas luces, por ningún motivo se reduce a una situación comunicativa bajo un contexto virtual o telefónico, ¿o es muy tonto lo que este pensamiento pseudofilosófico me invitó a escribir?

Saludos cariñosos a todos!

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Pensamiento pseudofilosófico de una loca del patio de no sé donde

Hoy en la mañana, mientras madrugaba más que las gallinas para irme al trabajo, tuve un pensamiento del tipo pseudofilosófico que me ha quedado dando vueltas todo el día. Quise compartirlo con las personas que visitan mi blog porque creo que es una buena instancia de traerlo del casi-consciente al consciente propiamente tal.

Hoy en día la inmediatez de nuestra cotidianidad ha hecho mella en lo que son nuestras relaciones sociales. Recordemos siempre que el ser humano es un ser social, que se hace humano gracias al lenguaje que conocemos, forjamos y establecemos en relación que con otros y de quienes también aprende a con-vivir (lo escribo de esta manera porque vivimos con otros), tal como exponía Vigostky. De ser personas que utilizaban principalmente la comunicación como acto social y comunicativo directo, en persona y en un tiempo determinado por un espacio físico concreto, hemos evolucionado (si así puede llamarse) a una realidad donde las relaciones humanas están marcadas simplemente por un click o una distancia física que, siendo coterráneos y contemporáneos en un mismo lugar, nos ha llevado a establecer límites difusos en cuanto a cómo estar y ser con otros. 

El uso de los Mass Media como géneros discursivos de comunicación actuales, ha implantado un tipo de relación virtual que incluso llega a cristalizar situaciones comunicativas que debiesen ser en forma directa. Y es más, han determinado que muchos de nuestros encuentros sociales se realicen utilizando la forma de comunicación escrita como contextos culturalmente aceptables, en donde si quiero relacionarme o dejar-de-relacionarme con otro simplemente sea un "click" el paso comunicativo que me une o distancia de otra persona. 

Lo anterior, deriva en que sea posible bloquear o simplemente eliminar de nuestras vidas a personas con más o menos implicancia en nuestros momentos, logrando con esto algo así como "olvido virtual-presencial": te elimino y ya no estás, te escribo por un par de líneas (en las que puedo demorarme si quiero toda una tarde, ya que la magia de la escritura permite pensar muy bien qué decir, a quién decir y cómo decir -intención comunicativa, adecuación al contexto y destinatario-) y ¡zaz! desapareciste de mi vida, sigo con ella, lo paso "chancho" y bueno... lo vivido, no existió más que en un recuerdo o casi como si hubiere sido una noche de juerga adolescente, o más aún, como ya no te clikeo, simplemente no existes. Empero, las relaciones sociales directas (llámense amistades, de pareja e incluso familiares) implican y son mucho más asideros en la vida que una comunicación virtual a veces incluso a-temporal porque implican: explicar lo que se quiere decir en el momento, sin tantas vueltas y siendo lo más comunicativamente efectivo posible; asumir que en los otros mis acciones también tienen una consecuencia (y viceversa); ser capaz de afrontar los pro y contras de las decisiones tomadas, pero sobre todo, de reconocer en los otros una validez por si misma, de entender que todos somos personas y, por lo tanto, somos seres sociales que necesitan comunicarse directamente, ya sea para comenzar, seguir o cerrar ciclos. 

Es cierto, todos hemos caído alguna vez en el "click", incluso yo, pero el real valor de todo esto es darnos cuenta que nuestras relaciones merecen respeto, merecen por qués, merecen cuidado y, sobre todo, merecen valoración, y esto, a todas luces, por ningún motivo se reduce a una situación comunicativa bajo un contexto virtual o telefónico, ¿o es muy tonto lo que este pensamiento pseudofilosófico me invitó a escribir?

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