La loca de patio, después de muchas dubitaciones, emprendió un viaje tan inesperado como una madrugada de febrero bien llovisna'. Partió con una llamada (y su consiguiente dolor de guata) a vivir una noche de aquellas en que solo los gritos orgásmicos, los saltos y la pura vibración sonora pueden desparramar y lanzar lejos toda la rabia contenida en cientos. Siguió la caminata, una durma de ojos pesarosos en una cama marcada por la edad, un té verde-naranja, una inesperada compra, un olvido-olvidado de sus gotas-ayuda-laneras y una desatada e inesperada vuelta a la locuracalma al son de algún instrumento en una pieza oscura-de-a-dos. Luego vino un compartabaquero, la salida y la re-llegada.
De ahí.... un patio de locura de esa tal loca de patio...
Oiga, señor-lector-de-blog, ¿qué webada está imaginando? Allá usted.
0 comentarios:
Publicar un comentario