Delante del gentío populoso de las calles citadinas, recorre volatil y sonriente la mujer de los cabellos ventosos lo que pudiere ser un trayecto de venires certeros y madurativamente nacientes.

Por eso, mientras evita cerrar los ojos de manera de tomar constantes fotografías que permitan guardar en sus pupilas todos los aciertos y desconciertos de su caminar, levanta en alto su pecho soñando con esto alcanzar  la flor que, según los peatones del lugar, ronda mágica sobre los rostros y las mentes de los que nunca dejan de imaginar celestes arboledas con tonos verdes de libertad.

Y estas tierras siguen sorprendiendome con su lluvia interminable,  con sus ciénagas abruptas,  con su manto de luces madrugadoras...  Yo la interminable niña antisistémica,  envuelta en un regimiento de flores verde pastosas que a través de unos ojos cambiantes he vuelto a creer que la entrega de sueños sí existe...

Gracias!

La naturaleza perfecta de un fama incluye la tenacidad de cruzar el camino para conocer la otra orilla, ciertamente no conocida, pero a la vez ser capaz de prever todo el cúmulo de acciones y situaciones posibles antes de un futuro probable, incierto y desarmable.

A diferencia de los saltarines y arrebatados cronopios, los famas también quisieran hallar en la creación infinita, una razón para vivir la vida a destajo y en des-tiempo, no obstante, la manufactura precederá al tejido de entramados de parajes cotidianos, es una característica muy particular en estos seres pasionales a destajo, correctos por escénica, soñadores por ontonomasia.

Cabe destacar, en razón de lo anterior, que la perfecta unión entre un fama y una cronopio, genera un universo florido donde se funden la Luna, el Sol, el cielo, y por qué no pensarlo, también la pasión del infierno (un infierno dulce, claro está).

El momento que precede
a la caída de los párpados,
delata el silencio tumultuoso
del gentío
que susurra en tu mente
que ya es hora de soñar despierto
en un estado onírico - durmiente absoluto,
no sin antes recorrer en pleno
el diario de ese propio acontecer
que la cotidianidad de un día,
perfecto y esperado,
dejó en tu ser más profundo,
en tus manos aceitadas de olivos,
en tu cintura fulgurante de estrellas,
en las historias de pieles creadas,
en la dicha de la alegría más absoluta.

Hay que vivir la vida con una cuota de locura e incertidumbre. Estos dos ingredientes llenan de magia, juventud y sueños la existencia.

Más allá del piso no vas a pasar; pero muchísimo más lejos de las estrellas puedes llegar...

Desprovisto de cualquier sintomatología que pudiere significar el momento agónico del término de una lectura de inconmensurable hojeada, sírvase tomar un café matutino y caminar, no sin antes sostener con hábil tesón y una fuerza delicadamente terca, el tazón mañanero de manera de no derramar gota alguna de la posión revivemuertos.

Así, luego de esta acción tan cotidianamente burda, dispóngase a salir de casa feliz y activo. Eso sí, no olvide guardar deliberadamente el manojo abrecielos, no vaya a ser que su felicidad cafeínica sea mutilada al momento de no poder alcanzar esa foto que dejó en el armario guardada para-momentos-importantes por el simple hecho de haber sellado la entrada de la puerta del ropero donde justo esa mañana guardó equivocadamente el tazón de su efímero destierro.

¿Habrá notado Cortázar que la naturaleza de un cronopio incluye la libertad, la incertidumbre, la impulsividad, la audacia, la ternura, la premura, la ternura y la capacidad de cruzar el río con tal ahínco que se actúa y luego se piensa?

¡Cronopio, cronopio, cronopio!

Los parajes ensoñados de la memoria
me recuerdan que el Sol siempre nace y muere,
todo al mismo tiempo.

Pintando sueños sigo mi camino
tan cronopio vivo,
tan humanamente hago,
tan mujer siento ser,
tan artista siento.

Tantas cosas
tantos mundos
tanta vida por recorrer.

Tan magallánica me he vuelto
que hasta mis noches,
que hasta mis palabras,
que hasta mi racionalidad,
que hasta mi sentir más profundo
vuelan jugando con lanas, escritos, mates y óleos
en las nubes de algodón que cambian por segundos
tal como arena entre los que fueron alguna vez
nuestros sueños mirando desde la altura
las noches luminosas
populosas
citadinas.

(Porque hoy ha volado un grande, una parte de mi historia, de nuestra historia de lecturas latinoamericanas, de lucha por una sociedad divergente donde NO SEA UN DIOS, GOBIERNO NI IGLESIA los que nos digan qué es lo bueno o qué es lo malo, que si piensas o actúas distinto a lo que dice la constitución o la biblia te vas al infierno, todos mis respetos y agradecimientos para el gran Pedro Lemebel).

.......................................

"...Y si esto fuera poco, 
tengo mis cantos 
que poco a poco 
muelo y rehago 
habitando el tiempo, 
como le cuadra 
a un mujer despierta. 

Soy feliz, 
soy un mujer feliz, 
y quiero que me perdonen 
por este día los muertos de mi felicidad...".

OoOOOOoooooOoOo

Y después de tres años en que el temor al dolor me detenía, hoy crucé a la otra orilla y me atreví con mi tatuaje soñado. El símbolo sagrado que marcó, desde que lo conocí por allá por el 2010, un total cambio en mi vida. Un viaje mágico que me ha permitido conocer lo mejor y lo no tan bueno de mi misma, para buscar ser mejor día a día y llegar a amar ser mujer, amarme como nunca, disfrutar y creer que todo lo que sueño lo puedo lograr. Pero sobre todo, sentirme completa, ya no buscando a un otro, sino conmigo misma.

El camino ha sido largo, hermoso, a veces doloroso e incomprensible por momentos, pero de eso se trata la vida: de perderse para encontrarse.

Como dice una canción de Radiohead  " por un minuto me perdí a mi misma", pero soy feliz porque hoy, siento que me encontré, que realmente me conozco, me quiero. Me siento completa siendo yo.

Gracias  a todos quienes formaron, forman y formarán parte de esta maravillosa experiencia de ser humana, de ser mujer.

Namasté!

¿Bailar bien, bailar mal?
Esa es la pregunta, ¿o solo es bailar?

:D

De vez en cuando, todos deberíamos sentarnos unos minutos a observar el fluir del agua: ya sea en ríos, mar o incluso la llave del grifo abierta por los niños del barrio que muertos de calor imaginan una lluvia veraniega de par en par.

Este pequeño ejercicio meditativo, permitirá al observante, reflexionar e incluso crear en su imaginación una metodología de actuares cotidianos que, en conjunto con el devenir mismo de la vida, ayudará a entender (aunque sea un poco) que lo mejor es no controlar absolutamente nada porque simplemente la vida se encarga a cada segundo de hacernos saber, y a ratos comprender, que lo que toca es, por ontonomasia, eso simplemente es.

Fluir, fluir, fluir... El gran aprendizaje de la vida.

Namasté!

Lo más bello de la vida es descubrir, casi por arte de magia, que aquello que poco a poco se cultiva, un día se vuelve maravilla y florece de par en par al infinito.

Así ha sido mi incursión en el mundo de las artes, de creer que nada era, hoy mis creaciones son un total universo cronopiano.

:)

El humo del cigarro escurre,
se esfuma tan pronto como pienso en las nubes,
esas amarillas
incandescentes
perdidas
de nadie.

Las horas se esfuman
absortas de pensamientos
de embrollos
de desencuentros.
Testimonios silenciosos de una tarde patagónica,
donde todo se urde
y todo se desarma al mismo tiempo.

Por ese entonces
ya no es la lectura la que acompaña,
sino los pinceles llenos de sensaciones
colores
y uno que otro recuerdo color mate
que se dibuja tornasoleadamente
en mi atril compañero
de escafandras venideras,
de viajeros parajes
por allá
muy cerca de la ensenada
del misterio.

Y sigue,
se divisa,
aparece,
se escurre...
El humo se va.

El aplastamiento de cemento callejero es, a diferencia de lo que ocurre con las gotas según Cortázar, un fenómeno casi inherente a la vida en la ciudad.

Para algunos, dentro de los cuales me incluyo sin duda, resulta ser toda una terapia ordenavidaspensamientosysanaheridas. Es una de las acciones tan cotidianamente citadinas que permite maravillarse hasta con los más pequeños detalles y encontrar una analogía real de lo que la intertextualidad es a los libros como las edificaciones y rasgos arquitectónicos son a las ciudades.

Hoy, después de prácticamente haber recorrido gran parte del centro y la costanera puntarenense, regreso con un caos absoluto de ideas y decisiones que tomar, pero con la profunda convicción que aliviané el mar de sentimientos que por estos días embarga el inicio de un fin declarado.

...the end is the beginning is the end...

De cuando en cuando, suelo dejar un libro abierto en la página más desconocida que imagino. Lo hago para corroborar mi audacia de ensoñar el cúmulo de acciones posiblemente ahí contenidas.

Un par de días bastan para decidir que ya es hora de cerrarla y continuar la lectura habitual.

Cuando por el orden universal de la lectura llego a la citada página, con inútil esperanza corroboro que mi imaginación es un desierto florido que acampó en cualquier lugar, menos en las acciones provistas en aquel asidero de palabras escritas.

Y hasta ahí llegan mis ganas de...

El peligro que reviste creer que el cielo en un infierno cabe, es tomar el camino equivocado y caer -de un suácate- de la pedalera llamada vida. No obstante, nunca hay que dejar de pedalear, sea como sea llegarás a algún lugar, más temprano que tarde llegarás, eso es lo único seguro.

Cantaba una canción de esas poperas de todos los tiempos. Típico de citadino que aparenta ser un ser alternativo, de otra galaxia, de otra esfera. Así avanzaba el tiempo y él, sumido en su pseudomagnificencia, sentíase vip, pero tan alto, que hasta una vez obviando la falta ortográfica se autoproclama "El más Bip de los vips".
No obstante, cierta mañana, cuando despertó con las piernas entumecidas por el frío, con los ojos pegados y en sus oídos sonando a todo volumen " y me solté el cabello... y no era oscura era de lentejuelas", sus pies como por arte de magia comenzaron a moverse y ahí, precisamente ahí, descubrió su alter ego, su verdadero yo, su esencia humana en dual comunión.