El humo del cigarro escurre,
se esfuma tan pronto como pienso en las nubes,
esas amarillas
incandescentes
perdidas
de nadie.
Las horas se esfuman
absortas de pensamientos
de embrollos
de desencuentros.
Testimonios silenciosos de una tarde patagónica,
donde todo se urde
y todo se desarma al mismo tiempo.
Por ese entonces
ya no es la lectura la que acompaña,
sino los pinceles llenos de sensaciones
colores
y uno que otro recuerdo color mate
que se dibuja tornasoleadamente
en mi atril compañero
de escafandras venideras,
de viajeros parajes
por allá
muy cerca de la ensenada
del misterio.
Y sigue,
se divisa,
aparece,
se escurre...
El humo se va.
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13:42
El humo del cigarro escurre,
se esfuma tan pronto como pienso en las nubes,
esas amarillas
incandescentes
perdidas
de nadie.
Las horas se esfuman
absortas de pensamientos
de embrollos
de desencuentros.
Testimonios silenciosos de una tarde patagónica,
donde todo se urde
y todo se desarma al mismo tiempo.
Por ese entonces
ya no es la lectura la que acompaña,
sino los pinceles llenos de sensaciones
colores
y uno que otro recuerdo color mate
que se dibuja tornasoleadamente
en mi atril compañero
de escafandras venideras,
de viajeros parajes
por allá
muy cerca de la ensenada
del misterio.
Y sigue,
se divisa,
aparece,
se escurre...
El humo se va.
se esfuma tan pronto como pienso en las nubes,
esas amarillas
incandescentes
perdidas
de nadie.
Las horas se esfuman
absortas de pensamientos
de embrollos
de desencuentros.
Testimonios silenciosos de una tarde patagónica,
donde todo se urde
y todo se desarma al mismo tiempo.
Por ese entonces
ya no es la lectura la que acompaña,
sino los pinceles llenos de sensaciones
colores
y uno que otro recuerdo color mate
que se dibuja tornasoleadamente
en mi atril compañero
de escafandras venideras,
de viajeros parajes
por allá
muy cerca de la ensenada
del misterio.
Y sigue,
se divisa,
aparece,
se escurre...
El humo se va.
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