Definitivamente los momentos importantes siempre quedan guardados en este lugar. Algo así como si una especie de catarsis fuese el por qué de este sitio y me gusta.
La vida gira y avanza raudamente día a día. Tenemos dos opciones: detenernos y dejar que avance sin nosotros o subirnos al carro y partir. La verdad es que llevo ya bastante tiempo con el miedo de subirme al carro y avanzar, pero siento que poco a poco estoy subiendo los peldaños necesarios para comenzar la marcha. Por la cresta que ha costado, pero nadie dice que es fácil, lo importante es hacerlo, ¿no?
Gran parte de todo lo anterior ya sido un proceso que ha comenzado ese desencadenar, ya con todo, desde que decidí de lleno comenzar a penetrar y vivir todo lo que el yoga nos ofrece. Tan simple, pero a la vez tan intenso. Una muestra de lo que somos nosotros mismos. Un camino que al momento de comenzar a recorrer se hace casi una adicción y que poco a poco te va mostrando en diversas situaciones cómo vas cambiando. Tu mente, tu cuerpo y tú cambias.
Me he vuelto más consciente de todo lo que soy con lo bueno y lo malo. Qué extremo enfrentarte a ti mismo y ver que muchas de las cosas que te han sucedido son porque realmente uno las ha cosechado. Esto te lleva a reflexionar sobre cómo cambiarlas, cómo caerte para volver a levantarte y he ahí mi principal miedo: el fracaso. He ahí la razón de todo, tratando de no caer, tal como hoy lo conversaba, he repetido algunas situaciones sin aprender de ellas. Lo bueno de todo esto, es poder abrir la mente, el corazón y tu alma y cambiar, valorando verdaderamente tu ser, el interior y la vida en plenitud. Y bueno, en eso estoy. Buscando respuestas, pero aún más, buscando cómo lograr ese desapego del que tanto he escuchado.
Creo que por fin estoy aprendiendo a madurar, lento, pero me gusta. De pronto quiero todo inmediatamente, pero en días como hoy, me doy cuenta que tal como en todo proceso, en ocasiones se avanza y en otras retrocedes mil pasos. Lo importante está en volver a avanzar y llegar más allá.
Una corriente de la consciencia que fluye y confluye en uno en cada momento.

Sonará casi loco, pero me enamoré del yoga y de todo lo que he aprendido a través de ella, pero aún más de todas las personas que he conocido aquí y me han ayudado, incluso sin querer, a forjar en mí ese anhelo de realmente amarme a mi misma, valorando así la verdadera energía del amor.

Pensará qué me volví loca, querido lector, pero bueno... ¿qué hay de malo en eso?
Namasté!

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Le dejo para escuchar una canción que hace muchos años me gustaba mucho y hoy volví a escuchar, pero hoy con mayor atención me puse a pensar en cuánto de cierto hay en los miedos que siento y quedan aquí evidenciados: