Últimamente los sábados tienen algo que los hace mágicamente entretenidos y choriflaitísimos. Entre la no espera, la no planificación y el dejar que las cosas fluyan como el día quiera, me ha permitido recibir muchas bendiciones en poquito tiempo.
Mañanas llenas de aprendizajes sobre las mágicas flores, tardes de almuerzos preparados con muchísimo cariño en un piso 17 en SJ; caminatas Bellavichasconescas, tecitos verde-naranja acompañados de conversaciones psicoanálicóticas entre una loca y un chascón rubioso que de puro cuentero en dos horas y sin explicación se dio cuenta que soy más friolenta que abuelita chilota y con quien he redescubierto miles de cosas; bailoteos mueve-patitas en mi antro de la entretención preferido; visitas, pasteles, helados y largas sesiones de "chácharas" con quien ha sido mi pilar fundamental estos dos meses y a quien le debo la alegría y el entendimiento que a nadie puede obligarse cuando las opciones, malas respuestas y cualquier cosa fue, era y es más importante que uno y que no tienes por qué estar sufriendo cuando la otra persona lo está pasando la raja; diálogos con un bello desconocido, quien me regaló una hora de su vida para contarme el origen de su felicidad; apapachos, besos y abracitos de mi Lokis de la vida; y así miles de otras cosas que lindas que solo recibo con el corazón abierto y llenito de amor.
Y bueno, todo - toditito acompañado de mi nuevito Mp3, mi matecito, mis telares, Cortázar, los recuerdos que se agradecen y el descubrimiento que ser una Loca de patio hipona, pero no verdedona, olvidadiza, bailadora de calles y supermercados y antiplanificación sí es choriflaitísimo.
Y no me morí :)
Gracias, gracias, gracias!
Les dejo una canción que justamente ayer sábado me permití volver a escuchar mientras caminaba por ahí. Es bellísima!
Su letra la guardo con mucha alegría y gratitud en mi corazón.
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