De distintos tamaños y texturas, los palitos de pelos largos se deslizan por el cuadro como seres alados con vida propia. Llenos de colores por doquier, hacen de las suya, mientras la sola idea de los girasoles en la cabeza de la Loca es la único claro en este proceso-creativo-insípido.
Del todo de otro, surge la idea de una pintura propia, y así mezclando, movimiento, haciendo y rehaciendo, al cabo de unos cuanto momentos al viento, la Loca de siempre realiza un parir de campo en girasoles que, aunque no haya aún su fin, demarca la ya no furtiva idea de un hacer, nacido, hecho.
C.r.o.n.o.p.i.a.n.d.o....C.r.o.n.o.p.i.a.n.d.o....C.r.o.n.o.p.i.a.n.d.o
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