a.n.i.l.a.t.a.n.

Cada día se acerca y siento algo nuevo. No soy de las personas que se ponen nerviosas mil meses antes que ocurra algo, sino que la locura aparece cercana a la situación madre de la cuestión. Será porque cada vez más mi corazón es como si se saliera del pecho por la emoción y todo lo que va a significar este cambio. 

La verdad es que me reconozco como una persona que toma muchos riesgos en la vida sin mediar las consecuencias. Es algo extraño, porque también me reconozco como una mujer con muchos miedos (miedos que por cierto me ha tocado trabajar una enormidad este tiempo) apegada a las cosas y que en este proceso de aprender a soltar he debido aprender a verbalizar debilidades y cosas que no me gustan mucho de mí y que guardo; otras que he asumido como mías, pero que en verdad no son; más mi naturaleza sumamente racional contraria a lo emocional que siempre he pensado ser, de hecho, esto de aprender a reconocer mis emociones, notarlas, conocerlas, exteriorizarlas no tan solo en el rostro ha sido por llamarlo así "una mega experiencia"... ¡vaya que no es fácil reconocer lo que no anda tan bien en nosotros!

Pero, ¡que bah! No todo es malo en uno, al contrario, hay cosas bellísimas que día a día descubro y cultivo. Por ejemplo, mi capacidad artística, original y creativa que me ha llevado a encontrar en el arte - los óleos, las acuarelas, el tejido y la danza - un medio para canalizar mi interior y expresarlo; todo esto desarrollado entre el vaivén y la posible consumación. 

En fin, anoche descubrí el real sentido de esta historia (o más bien, el real sentido para mí). De pronto, leyendo un poco sobre cómo es el diario vivir de un natalino para hacerme una idea, me di cuenta que me sentía muy identificada por el protagonista e Into the wild, pero, ¿por qué? Simplemente porque en este momento la vida me ha colmado de bendiciones, personas maravillosas y amor a destajo, no obstante, siento profundamente que es EL MOMENTO de volar y vivir la experiencia que tanto imaginé, de hablar con razón y corazón de eso de lo que tanto me llené la boca alguna vez, eso que digo que amo pero que no he vivenciado más de un mes, de lo que contrariamente a mi naturaleza friolenta digo que es mío... la vida en el extremo Sur. Total, si uno se cae no queda más que pararse y volver, pero todo, todo, todo lo que se puede aprender y ganar con una experiencia de vida como esta es sin duda una razón más que suficiente por la cual comenzar el camino sin mirar atrás, más bien sin dar paso atrás.

A raíz de todo esto, he ido haciendo consciente como la vida me ha ido preparando para esto, porque dicen que en Magallanes la vida es extrema, el clima ablanda, pero a la vez te da un golpe de madurez que en Santiago no darías en años; un ejercicio de desapego extremo un dejar partir y dejarme partir; un aprender a pedir perdón (aunque el otro no lo quiera) y perdonar, dar gracias porque cada dolor, alegría, cada vivencia es una oportunidad de crecer y ser mejor; llegar a un punto en que matear es necesidad de mi vida; donde el quedarme parada meditando y observado cualquier cosa que me llame la atención sumado al amor por la música que me desarrollado; un tener que hacerte cargo de ti en demasía y dejar de ser la ñiñita que alguna vez necesitó de otros para completarse (puta la lesera difícil de enfrentar y aprender lo contrario)... y así, un cúmulo de cosas que me tienen hoy ad-portas de saber si Puerto Natales me espera. 

Si me caigo, más allá del suelo no paso, pero si camino y me levanto toda una vida me espera por aprender, disfrutar, volver a caer y volver a pararme...

Into the wild, a dream come true :)

0 comentarios:

a.n.i.l.a.t.a.n.

Cada día se acerca y siento algo nuevo. No soy de las personas que se ponen nerviosas mil meses antes que ocurra algo, sino que la locura aparece cercana a la situación madre de la cuestión. Será porque cada vez más mi corazón es como si se saliera del pecho por la emoción y todo lo que va a significar este cambio. 

La verdad es que me reconozco como una persona que toma muchos riesgos en la vida sin mediar las consecuencias. Es algo extraño, porque también me reconozco como una mujer con muchos miedos (miedos que por cierto me ha tocado trabajar una enormidad este tiempo) apegada a las cosas y que en este proceso de aprender a soltar he debido aprender a verbalizar debilidades y cosas que no me gustan mucho de mí y que guardo; otras que he asumido como mías, pero que en verdad no son; más mi naturaleza sumamente racional contraria a lo emocional que siempre he pensado ser, de hecho, esto de aprender a reconocer mis emociones, notarlas, conocerlas, exteriorizarlas no tan solo en el rostro ha sido por llamarlo así "una mega experiencia"... ¡vaya que no es fácil reconocer lo que no anda tan bien en nosotros!

Pero, ¡que bah! No todo es malo en uno, al contrario, hay cosas bellísimas que día a día descubro y cultivo. Por ejemplo, mi capacidad artística, original y creativa que me ha llevado a encontrar en el arte - los óleos, las acuarelas, el tejido y la danza - un medio para canalizar mi interior y expresarlo; todo esto desarrollado entre el vaivén y la posible consumación. 

En fin, anoche descubrí el real sentido de esta historia (o más bien, el real sentido para mí). De pronto, leyendo un poco sobre cómo es el diario vivir de un natalino para hacerme una idea, me di cuenta que me sentía muy identificada por el protagonista e Into the wild, pero, ¿por qué? Simplemente porque en este momento la vida me ha colmado de bendiciones, personas maravillosas y amor a destajo, no obstante, siento profundamente que es EL MOMENTO de volar y vivir la experiencia que tanto imaginé, de hablar con razón y corazón de eso de lo que tanto me llené la boca alguna vez, eso que digo que amo pero que no he vivenciado más de un mes, de lo que contrariamente a mi naturaleza friolenta digo que es mío... la vida en el extremo Sur. Total, si uno se cae no queda más que pararse y volver, pero todo, todo, todo lo que se puede aprender y ganar con una experiencia de vida como esta es sin duda una razón más que suficiente por la cual comenzar el camino sin mirar atrás, más bien sin dar paso atrás.

A raíz de todo esto, he ido haciendo consciente como la vida me ha ido preparando para esto, porque dicen que en Magallanes la vida es extrema, el clima ablanda, pero a la vez te da un golpe de madurez que en Santiago no darías en años; un ejercicio de desapego extremo un dejar partir y dejarme partir; un aprender a pedir perdón (aunque el otro no lo quiera) y perdonar, dar gracias porque cada dolor, alegría, cada vivencia es una oportunidad de crecer y ser mejor; llegar a un punto en que matear es necesidad de mi vida; donde el quedarme parada meditando y observado cualquier cosa que me llame la atención sumado al amor por la música que me desarrollado; un tener que hacerte cargo de ti en demasía y dejar de ser la ñiñita que alguna vez necesitó de otros para completarse (puta la lesera difícil de enfrentar y aprender lo contrario)... y así, un cúmulo de cosas que me tienen hoy ad-portas de saber si Puerto Natales me espera. 

Si me caigo, más allá del suelo no paso, pero si camino y me levanto toda una vida me espera por aprender, disfrutar, volver a caer y volver a pararme...

Into the wild, a dream come true :)

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • Twitter
  • RSS

0 Response to "a.n.i.l.a.t.a.n."

Copyright @ [ Sueños en girasoles ] | Floral Day theme designed by SimplyWP | Bloggerized by GirlyBlogger