Estando con un mate en la mano, pienso en el trayecto pedaleado hace días, cuando como todo en mi vida, decidí de improviso partir al encuentro (más bien al descubrimiento) de ese antiguo puerto a orillas del Seno Obstrucción.
Cisnes por cientos, viento a ráfagas desestabilizador, cordones montañosos con increíbles gamas de tonalidades verdosas y un sin fin de pensamientos recluídos en mi mente, mas decidí que mejor era no seguir dando vuelta al asunto y solo disfrutar de la soledad magallánica.
Una terapia de la naturaleza, magallanes en mi corazón.






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