La música sonaba junto el teclado, tal cual las horas avanzaban raudas y silenciosas en el cuarto donde la locura era pan de cada día. Desde Lucybell, pasando por Manuel García y otros tantos, los momentos vividos se hacían presentes de forma pasajera, pero totalmente sensibles a los cinco sentidos.
La loca, por estos días un alma casi-en-pena-casi-en-muestra, evitaba dormir para seguir escuchando como la vida -su vida- le hablaba: qué hasta cuando con esto, qué dejara lo otro, qué las imbecilidades eran para otros instantes y que, en fin, se dejara de tanta ronronería y siguiera el curso de las cosas, que por cierto ya eran y debía aceptarlo, producto de su loca-olvidadiza-desatinada-ñoñezca vida.
A veces estas noches son necesarias. Ver cómo avanza la vida, cuántoo hemos cambiado y lo qué deseas, se hace por momentos necesario. Y sin duda la música es el mejor aliado: a través de las muchas letras y sonidos puedes recorrer parte de tu vida, recordar a los que no están por alguna razón, ver cuánto ayudaron para que seas lo que hoy eres y, al mismo tiempo, ver quienes siguen junto a ti a pesar del tiempo, y darte cuenta que, por alguna razón extraña aún continúan acompañándote y enseñándote a ser cada vez más tú, día a día.
Gracias a todos quienes han formado parte de mi vida en algún momento, a los que están y a los que se han marchado físicamente, pero que en días como hoy vuelven a estar.Tengan por seguro que cada uno es dueño de una pequeña partecita de mí.
Danke...
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Loquerías
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23:37
La música sonaba junto el teclado, tal cual las horas avanzaban raudas y silenciosas en el cuarto donde la locura era pan de cada día. Desde Lucybell, pasando por Manuel García y otros tantos, los momentos vividos se hacían presentes de forma pasajera, pero totalmente sensibles a los cinco sentidos.
La loca, por estos días un alma casi-en-pena-casi-en-muestra, evitaba dormir para seguir escuchando como la vida -su vida- le hablaba: qué hasta cuando con esto, qué dejara lo otro, qué las imbecilidades eran para otros instantes y que, en fin, se dejara de tanta ronronería y siguiera el curso de las cosas, que por cierto ya eran y debía aceptarlo, producto de su loca-olvidadiza-desatinada-ñoñezca vida.
La loca, por estos días un alma casi-en-pena-casi-en-muestra, evitaba dormir para seguir escuchando como la vida -su vida- le hablaba: qué hasta cuando con esto, qué dejara lo otro, qué las imbecilidades eran para otros instantes y que, en fin, se dejara de tanta ronronería y siguiera el curso de las cosas, que por cierto ya eran y debía aceptarlo, producto de su loca-olvidadiza-desatinada-ñoñezca vida.
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A veces estas noches son necesarias. Ver cómo avanza la vida, cuántoo hemos cambiado y lo qué deseas, se hace por momentos necesario. Y sin duda la música es el mejor aliado: a través de las muchas letras y sonidos puedes recorrer parte de tu vida, recordar a los que no están por alguna razón, ver cuánto ayudaron para que seas lo que hoy eres y, al mismo tiempo, ver quienes siguen junto a ti a pesar del tiempo, y darte cuenta que, por alguna razón extraña aún continúan acompañándote y enseñándote a ser cada vez más tú, día a día.
Gracias a todos quienes han formado parte de mi vida en algún momento, a los que están y a los que se han marchado físicamente, pero que en días como hoy vuelven a estar.Tengan por seguro que cada uno es dueño de una pequeña partecita de mí.
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