El aparato en cuestión permite la refracción exacta de la luz en el momento justo que el usuario requiere de su uso. Permite, además, retratar los sucesos ni-tan-sucesos-ni-tan-olvidables momentos que dicho individuo necesite guardar de alguna u otra manera, como también los-momentos-acaecidos-en-algún-instante-memorable de la vida de los sujetos.
La mía resulta ser algo poco-masculina-algo-descuajaringado tal ves por el uso, tal ves por la manía de tenerla sin capucha (y bueno sin alma activadora también). Adquirida en una de las tan maleables transnacionales que habítan en esta selva chilenisa, esa que alguna vez quisieron retratar en los memorables Diego & Glot como "Supermercados Avasallador". No reniego de su casa de surgimiento porque pucha que me salió al costo (aunque nadie crea que su compra se debió a ser el único ejemplar de dicha empresa y he ahí por qué el color algo a-masculino).
En fin, el objeto aquí no-citado, trátase (como ya lo he expuesto) de un aparato últimamente tecnológicamente necesario si lo que requieres es guardar ciertos asuntos privados-no-tan-privados y que, gracias al obsturador (descubrí la palabra mientras la escudriñaba camino a casa) en un dos por tres congela tu espacio, tu instante, el de otros (y en ocasiones) el de nadie.
¿Adivinas lector-copuchento-seguidor o como quieras llamarte de este incoherente blog?
La mía resulta ser algo poco-masculina-algo-descuajaringado tal ves por el uso, tal ves por la manía de tenerla sin capucha (y bueno sin alma activadora también). Adquirida en una de las tan maleables transnacionales que habítan en esta selva chilenisa, esa que alguna vez quisieron retratar en los memorables Diego & Glot como "Supermercados Avasallador". No reniego de su casa de surgimiento porque pucha que me salió al costo (aunque nadie crea que su compra se debió a ser el único ejemplar de dicha empresa y he ahí por qué el color algo a-masculino).
En fin, el objeto aquí no-citado, trátase (como ya lo he expuesto) de un aparato últimamente tecnológicamente necesario si lo que requieres es guardar ciertos asuntos privados-no-tan-privados y que, gracias al obsturador (descubrí la palabra mientras la escudriñaba camino a casa) en un dos por tres congela tu espacio, tu instante, el de otros (y en ocasiones) el de nadie.
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