Mate y galletas con manjar
¡Voalá!
En lo oscuro del camino, una luz se visualiza: impenetrable, cristalina y fulgurante. Ella, como siempre, camina absorta con los ojos clavados en el París de las historias que tanto ama, pero en en este momento del tiempo son solo un recuerdo de los instantes de alegre-soledad-en-compañía-propia.
De pronto, sin mediar mayor pensamiento, cruza la boreal ciénaga virtual y... he aquí el resultado: un regreso a su corriente de la conciencia palpada en la escritura, en su espacio, aquel que nunca ha muerto.
¡Voalá!
Así retomo y revivo este reducto. Mi pequeño espacio personal de palabras, de pensamientos, de conexiones lingüísticamente propias e imaginariamente del lector.
Así es. Propias en primera; suyas en tercera.
Namasté!
Mujer de mente soñadora...
Por eso, mientras evita cerrar los ojos de manera de tomar constantes fotografías que permitan guardar en sus pupilas todos los aciertos y desconciertos de su caminar, levanta en alto su pecho soñando con esto alcanzar la flor que, según los peatones del lugar, ronda mágica sobre los rostros y las mentes de los que nunca dejan de imaginar celestes arboledas con tonos verdes de libertad.
Gracias!
Posible descripción de un fama...
A diferencia de los saltarines y arrebatados cronopios, los famas también quisieran hallar en la creación infinita, una razón para vivir la vida a destajo y en des-tiempo, no obstante, la manufactura precederá al tejido de entramados de parajes cotidianos, es una característica muy particular en estos seres pasionales a destajo, correctos por escénica, soñadores por ontonomasia.
Cabe destacar, en razón de lo anterior, que la perfecta unión entre un fama y una cronopio, genera un universo florido donde se funden la Luna, el Sol, el cielo, y por qué no pensarlo, también la pasión del infierno (un infierno dulce, claro está).
Antes de dormir...
a la caída de los párpados,
delata el silencio tumultuoso
del gentío
que susurra en tu mente
que ya es hora de soñar despierto
en un estado onírico - durmiente absoluto,
no sin antes recorrer en pleno
el diario de ese propio acontecer
que la cotidianidad de un día,
perfecto y esperado,
dejó en tu ser más profundo,
en tus manos aceitadas de olivos,
en tu cintura fulgurante de estrellas,
en las historias de pieles creadas,
en la dicha de la alegría más absoluta.
Mate y galletas con manjar
¡Voalá!
En lo oscuro del camino, una luz se visualiza: impenetrable, cristalina y fulgurante. Ella, como siempre, camina absorta con los ojos clavados en el París de las historias que tanto ama, pero en en este momento del tiempo son solo un recuerdo de los instantes de alegre-soledad-en-compañía-propia.
De pronto, sin mediar mayor pensamiento, cruza la boreal ciénaga virtual y... he aquí el resultado: un regreso a su corriente de la conciencia palpada en la escritura, en su espacio, aquel que nunca ha muerto.
¡Voalá!
Así retomo y revivo este reducto. Mi pequeño espacio personal de palabras, de pensamientos, de conexiones lingüísticamente propias e imaginariamente del lector.
Así es. Propias en primera; suyas en tercera.
Namasté!
Mujer de mente soñadora...
Por eso, mientras evita cerrar los ojos de manera de tomar constantes fotografías que permitan guardar en sus pupilas todos los aciertos y desconciertos de su caminar, levanta en alto su pecho soñando con esto alcanzar la flor que, según los peatones del lugar, ronda mágica sobre los rostros y las mentes de los que nunca dejan de imaginar celestes arboledas con tonos verdes de libertad.
Gracias!
Posible descripción de un fama...
A diferencia de los saltarines y arrebatados cronopios, los famas también quisieran hallar en la creación infinita, una razón para vivir la vida a destajo y en des-tiempo, no obstante, la manufactura precederá al tejido de entramados de parajes cotidianos, es una característica muy particular en estos seres pasionales a destajo, correctos por escénica, soñadores por ontonomasia.
Cabe destacar, en razón de lo anterior, que la perfecta unión entre un fama y una cronopio, genera un universo florido donde se funden la Luna, el Sol, el cielo, y por qué no pensarlo, también la pasión del infierno (un infierno dulce, claro está).
Antes de dormir...
a la caída de los párpados,
delata el silencio tumultuoso
del gentío
que susurra en tu mente
que ya es hora de soñar despierto
en un estado onírico - durmiente absoluto,
no sin antes recorrer en pleno
el diario de ese propio acontecer
que la cotidianidad de un día,
perfecto y esperado,
dejó en tu ser más profundo,
en tus manos aceitadas de olivos,
en tu cintura fulgurante de estrellas,
en las historias de pieles creadas,
en la dicha de la alegría más absoluta.