Este año nuevo es extraño. Hace muchos años que no sentía unas ganas de mandar todo a la mierda y perderme en la soledad más absoluta. Necesito mi momento de catarsis, tengo las lágrimas atragantadas en mis ojos y en mi garganta. Quisiera dormir y despertar mañana asumiendo que ya llegó ese nuevo año, pero no teniendo que soportar las 00.00 en punto ni las 00 y tanto.

Hoy no quiero abrazos, necesito solo paz y escuchar mis pensamientos. El final de año se me vino de lleno, haciendome recordar cosas que traté de resguardar para no pasar por eso, sin embargo fue inútil. Así aprendí que las cosas se sufren en su momento, porque cuando las acumulas van formando una bomba que cuando estalla, tiene una potencia aún mayor.

No quiero noche de año nuevo, no quiero abrazos, hoy no quiero nada. Nada de nada... Sólo quiero mi momento de catarsis, mi momento de poder parar, patalear, llorar, odiar... para poder seguir...

Tiempos de nostalgia, recuentos y recuerdos. Se vienen uno tras otro los momentos vividos, dejados de vivir y los no vividos.

Son extrañas estas fechas. Mientras se supone que deberíamos estar alegres porque se acerca un nuevo año, y junto a él, nuevos desafíos y caminos por recorrer, me pregunto una vez más por qué. Pero hoy, después de pensar, leer, descubrir, ver y recordar... he comenzado a entender tantas cosas.

En definitiva, como dice (y me hago dueña una vez más de las palabras de mi ya amigo de días y noches) Gustavo Cerati "si aprendemos la lección, sabrás que al fin, el misterio es contradicción"...

Sentado esperando la puesta de sol, se encontraba esa tarde. No había nada de especial (en apariencia), sólo un tranquilo momento de esos que hace meses estaban vedadas para él. El sueño podría durar las horas que quisiera, y de paso, hacer, rehacer y terminar cuanta idea se viniera a su cabeza. Había logrado llenar su frente de atardeceres plenos, de vivencias cuasiabsolutas, que de tanto soñar llegar a ser completas, terminaron por dejar a su paso un presente en ascuas, un futuro condicional tan cercano a un sería, haría o podría.
Ahora como un pretérito indefinido que imperativamente pretende adueñarse del futuro, se encuentra guardando silencio el presente, tratando de encontrar respuestas ocultas, develar miedos latentes y ojalá esperando alcanzar las ideas que se esfumaron instantaneamente, esa tarde en medio de la puesta de sol que sonreía siendo aparente.

El sueño se hizo realidad. Hace un par de días egresé del pregado y, ahora, fui aceptada para cursar el magister en lingüística en la UdeC. Un fin de año coronado por las metas cumplidas. Ahora sólo queda en enero mi examen de grado para ser una profesora con todas las de la ley!!!

Gracias a todos quienes, de alguna u otra manera, formaron parte de esta hermosísima etapa.

Tarea cumplida!!!!