El escritor de Cucao


Años atrás, en un pueblo del sur de Chile, vivió un hombre del que ya no recuerdo ni el nombre. Este hombre era muy conocido en su pueblo, pues todas las tardes amasaba y amasaba grandes cantidades de pan, el cual vendía a sus amigos para ganarse la vida, pero lo que nadie sabía era que este panadero, era un asiduo escritor. Escribía cuanto se le viniera a la cabeza: poemas, cuentos, pensamientos y muchas otras cosas más.

Sus escritos estaban cargados de sentimientos y siempre se relacionaban con su pueblo Cucao, donde había vivido toda la vida.

Escribía en todo momento y en todo lugar, utilizando para esto, una a una, las servilletas que llevaba en sus bolsillos, regalándoselos a cualquier persona que estuviera con él cuando los escribía o simplemente a todo quien quisiese recibirlos. Por mucho tiempo regaló sus escritos, pensando en alegrar el día a quien lo leyera, sin embargo lo que él no sabía, es que nadie en el pueblo los leía, utilizándolos siempre para limpiarse la boca, sonarse o para cualquier cosa que pudiesen servir, menos para leer lo que ellas contenían.

Fue así como un día escribía un bello poema sobre el lago Cucao y se lo regaló a un hombre que iba caminando y comiendo una manzana. Cuando el hombre recibió su poema, lo primero que hizo fue decirle – ¡Ahh es usted el buen hombre que regala servilletas para limpiarse, muchas gracias!- recibiendo el regalo con el cual aprovecho ante la mirada atónita del panadero de limpiarse la boca.

El panadero, no podía creerlo. Ahora comprendía bien porque a veces cuando miraba a los basureros del Parque Nacional, habían tantas servilletas iguales a las que el utilizaba para escribir. Así que desde ese día decidió no regalar más servilletas, pero convencido y animado por su amor a los escritos ideo una forma de hacer que todas las personas que quisieran pudiesen leer lo que él escribía. Fue así como nació en la plaza central de Cucao, el mural de escritos del hombre, que después al pasar el tiempo, animó a otros a escribir, quienes también comenzaron a colocar sus poemas, cuentos y canciones.

OoOOoOoOoOOoOoOoOoOoOoOOoO
Cuento que escribí para iniciar el taller literario de expresiñon creativa

El escritor de Cucao


Años atrás, en un pueblo del sur de Chile, vivió un hombre del que ya no recuerdo ni el nombre. Este hombre era muy conocido en su pueblo, pues todas las tardes amasaba y amasaba grandes cantidades de pan, el cual vendía a sus amigos para ganarse la vida, pero lo que nadie sabía era que este panadero, era un asiduo escritor. Escribía cuanto se le viniera a la cabeza: poemas, cuentos, pensamientos y muchas otras cosas más.

Sus escritos estaban cargados de sentimientos y siempre se relacionaban con su pueblo Cucao, donde había vivido toda la vida.

Escribía en todo momento y en todo lugar, utilizando para esto, una a una, las servilletas que llevaba en sus bolsillos, regalándoselos a cualquier persona que estuviera con él cuando los escribía o simplemente a todo quien quisiese recibirlos. Por mucho tiempo regaló sus escritos, pensando en alegrar el día a quien lo leyera, sin embargo lo que él no sabía, es que nadie en el pueblo los leía, utilizándolos siempre para limpiarse la boca, sonarse o para cualquier cosa que pudiesen servir, menos para leer lo que ellas contenían.

Fue así como un día escribía un bello poema sobre el lago Cucao y se lo regaló a un hombre que iba caminando y comiendo una manzana. Cuando el hombre recibió su poema, lo primero que hizo fue decirle – ¡Ahh es usted el buen hombre que regala servilletas para limpiarse, muchas gracias!- recibiendo el regalo con el cual aprovecho ante la mirada atónita del panadero de limpiarse la boca.

El panadero, no podía creerlo. Ahora comprendía bien porque a veces cuando miraba a los basureros del Parque Nacional, habían tantas servilletas iguales a las que el utilizaba para escribir. Así que desde ese día decidió no regalar más servilletas, pero convencido y animado por su amor a los escritos ideo una forma de hacer que todas las personas que quisieran pudiesen leer lo que él escribía. Fue así como nació en la plaza central de Cucao, el mural de escritos del hombre, que después al pasar el tiempo, animó a otros a escribir, quienes también comenzaron a colocar sus poemas, cuentos y canciones.

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Cuento que escribí para iniciar el taller literario de expresiñon creativa

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